Constructos Flatline - Mark Fisher



El Grupete Lector continúa leyendo filósofos de corte deleuziano tras leer a Zourabichvili y trabajar una parte del Foucault de Deleuze. Ahora toca el turno de Mark Fisher, de quien leeremos su tesis doctoral, recientemente traducida al castellano por Juan Salzano y editada por la editorial Caja Negra en 2022. Se trata de Constructos Flatline. Materialismo Gótico y Teoría-Ficción Cibernética. En ella, a través de su función de brujo, médium de la materia anorgánica, nos presenta la ficción ciberpunk, cuyo materialismo gótico (de donde proviene la noción de línea plana -Flatline) es la vía de apertura al plano virtual donde fluyen los circuitos de los cuales penden nuestras subjetividades y nuestro organismo. Más que encuentros de lectura esperamos tener sesiones de espiritismo cibernético que nos confronten con las intensidades que nos coexisten.

¿Nos dejaremos seducir por el atractivo erótico de la vibración de la materia inorgánica? ¿Terminaremos todos volviéndonos góticos? ¿Reemplazaremos la lectura por una gran fiesta rave? ¿Seremos capaces de romper con la carne como en una historia de Cronenberg o de Ballard?

Mark Fisher (1968 - 2017) fue un filósofo inglés, docente, escritor, blogger, crítico cultural, militante de izquierda, editor, y músico electrónico. Se dedicó a pensar fenómenos socio-políticos y culturales desde un marxismo crítico, ni convencional ni dogmático, buscando nuevos modos, nuevas ideas, nuevas estrategias, para salir de algunos de los actuales impasses socio-libidinales y afectivos en el capitalismo tardo-moderno. Imbuido en lecturas Zizekianas de Lacan, en las ideas de Deleuze y Guattari sobre el capitalismo moderno y el deseo, y en nociones spinozistas sobre los vínculos sociales y la dominación política, puso el foco en las estructuras afectivas que este sistema social (no sólo económico) necesariamente produce, reproduce, y favorece.

Habiendo sido un acérrimo pensador acerca de la función social de las epidemias de ansiedad y depresión, problematizó su experiencia de esta última en carne viva. Su relación con la academia fue más bien distante: prefería los diarios y luego los blogs antes que los papers. Prefería las aulas de educación secundaria o terciaria antes que las universitarias, aunque también encontraría en sus últimos años espacio allí para dar clases en una maestría sobre Arte Contemporáneo, insertando ahí, casi como caballo de Troya, sus reflexiones sobre el deseo post-capitalista.

Su libro Realismo Capitalista ¿No hay alternativa? (2009) le valió cierto reconocimiento mundial y parece al día de hoy una base ineludible acerca del pensamiento psicopolítico actual. Sin embargo, ese libro tenía todavía una tendencia marcada hacia un diagnóstico pesimista de la situación actual en el capitalismo mundial. En otras de sus obras se dedicó a vislumbrar y delinear potenciales proyectos políticos emancipatorios que eviten los errores del pasado, aprendiendo de sus ideales abandonados: sus “futuros perdidos”.

Entre mediados y fines de la década del 90, Fisher hizo parte de la Unidad de Investigación de la Cultura Cibernética (CCRU), que se ocupó de proponer elaboraciones complejas entre temas tan variados como la música, el cine, la política aceleracionista de izquierdas, la ciencia ficción, el terror gótico, el fenómeno ciber-punk, y más. En su tesis doctoral (publicada post-mortem), encontraremos la presentación concertada de estos intereses que movieron su vida y su deseo.

Mark Fisher tal vez haya sido uno de los pocos autores contemporáneos que llegaron a crear conceptos: “realismo capitalista”, “materialismo gótico”, “comunismo ácido”, son sólo algunos de ellos. Logró de esa forma, en palabras de Deleuze, hacer filosofía, pues sus conceptos, al más puro estilo pop, fueron siempre encarnados por personajes conceptuales del ámbito cultural de la época. A través de los fenómenos publicitarios y culturales, del avance de la cibernética y la saturación de señales mediáticas que nos rodean, Fisher vio, pero sobre todo experimentó personalmente las miserias del mundo capitalista, que lo llevaron finalmente a, en palabras de Jean Améry, levantar la mano sobre sí mismo.

Sin embargo, Mark Fisher no fue un suicidado más. En su última decisión leemos un gesto por medio del cual logró asir devenires en sus agenciamientos con el arte, especialmente con la música y el cine. En tales umbrales se habilitó un devenir vidente, ese que Deleuze y Guattari describen como el de aquel que vuelve los ojos rojos por haber visto lo vivo en lo vivido. Como creador, logró en sus textos hacer visible la invisibilidad de las fuerzas.

Mark Fisher ha muerto, ¡Viva Mark Fisher!

(el anterior texto de presentación ha sido establecido 
gracias a los aportes de M.V. y de S.R., 
participantes incansables de este grupo)


Coordenadas operativas:
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  • a las 10pm (Alemania), 5pm (Argentina), 4pm (Chile), 3pm (Colombia)…
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